sábado, 17 de septiembre de 2011

Los tres días del Cóndor (Sidney Pollack, 1975)/ciclo espionaje

Esta película, protagonizada por Robert Redford, es una de las primeras que empieza a tratar la corrupción dentro del gobierno de los Estados Unidos y de sus autoridades, y saca a relucir algunos temas candentes, aún, hoy en día.

La película se inicia con una sensacional secuencia de una matanza en unas oficinas de Nueva York de la CIA, donde trabaja Turner (Robert Redford), analizando material literario junto con sus compañeros. La escena esta resuelta con una frialdad y crueldad increíbles para la época y para lo que el film comienza mostrando, bastante alejado de la violencia.
Pero, es a partir de esta irrupción, de los asesinos en el relato, que el film se vuelve más oscuro y paranoico. Redford comienza su huída, traicionado por sus compañeros de la CIA, y se refugia en casa de una mujer, a la que secuestra y de la que se acaba enamorando, Kathy (Faye Dunaway). Es aquí donde flojea la historia. Las escenas entre Turner y Kathy y los diálogos que mantienen son absurdos y su relación esta forzadísima. El resto del guión esta bien representado y el ritmo de la escenas de conspiración están logradas. Robert Redford intenta demostrar su inocencia y pedir ayuda a lo doctor Kimble. Hay escenas, como el encuentro en el ascensor con Joubert (Max Von Sydow), de una fuerte tensión, y la pelea a puñetazo limpio con el cartero asesino, que demuestran un buen saber hacer de Pollack y una modernización del cine de esta clase, sobre todo al mostrarnos una faceta "asesina" de las agencias.
Otra cosa muy importante de la película es la denuncia política que hace Sidney Pollack, no solo contra la CIA, sino también contra los intereses del gobierno estadounidense. Y, es que parece mentira que la escena final y el diálogo que mantienen Turner y Higgins tuviese lugar en los años setenta, pues describe a la perfección la corrupción y las tramas políticas existentes hoy en día y que envuelven de manera oscura el devenir de la política norteamericana. A mi me parece uno de los elementos más importantes de la película, por su atrevimiento y por el carácter casi profético de esas palabras.

La película esta bastante bien. Consigue mezclar los elementos de suspense con una buena denuncia a la CIA. Utilizando, como ya viene siendo común en este ciclo, la aventura accidentada de un personaje inocente que se ve inmerso en un universo de corrupción y "realidad" para el que no estaba listo y que le repugna, como acaba pasandole al espectador. Y es que, como demuestra la película, los intereses de los poderosos por el petróleo, el dinero y las armas, no es algo de esta década, hace cuarenta años ya se advertía algo extraño en las intenciones del gobierno y sus agencias.

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