martes, 16 de agosto de 2011

Woody Allen, parte I: Primeros pasos.


Woody Allen esta considerado como uno de los mejores cineastas de estos últimos tiempos. Siendo así, hace poco, junto a mi chica, recuperamos todos los films de el autor neoyorquino y repasamos su filmografía, confirmando que ya desde sus primeros films Allen apuntaba buenas maneras.



Woody Allen llevaba ya tiempo trabajando en los escenarios y escribiendo los monólogos de muchos cómicos estadounidenses famosos. Su primer y más sonado contacto con el cine fue el guión de la aclamada comedia ¿Qué tal, Pussycat?, 1965. Después de ésta, el genial cómico decidió ponerse detrás de las cámaras y dirigir la originalísima Toma el dinero y corre, 1969

Una comedia, que adoptaba la forma de falso documental, sobre un delincuente muy peculiar llamado: Virgil Starkwell. A través de entrevistas a todos los que habían tenido contacto con este personaje a lo largo de su vida, se nos iba narrando su historia. El film esta repleto de escenas y gags buenísimos y que a todos los que la hemos visto se nos han quedado grabados: como no olvidar la secuencia donde Virgill escapa gracias a una pistola de jabón, o cuando atraca un banco con una nota que nadie entiende. 
Una de las cosas que más gracia tenía eran las escenas donde se entrevistaba a sus padres, escondidos tras unas ridículas gafas y diciendo gran cantidad de incongruencias y desacuerdos sobre su hijo. Allen empezaba a desarrollar un estilo propio, donde dejaba claro que no le importaba autoridiculizarse para hacer reir y que tampoco tenía pelos en la lengua a la hora de criticar algunos problemas de la sociedad (como la reinserción de delincuentes). Además es el primer film que dirige y protagoniza, algo que hará ya casi siempre. 


A partir de Toma el dinero y corre, Woody Allen, nos fue mostrando un conjunto de comedias basadas en sucesiones de gags y secuencias cómicas que demostraron la capacidad de hacernos reír que este director poseía con sus historias y personajes ridículos. Su siguiente éxito fue Bananas, 1971, una critica política, donde se ponía en ridículo un ficticio golpe de estado comunista (llevado a cabo en una isla muy parecida a Cuba) y aprovechaba para dar "caña" a todas las posturas políticas. 
En este film, Allen ponía en escena un guión con unos diálogos más trabajados y con unas frases y comentarios bastante ácidos sobre la realidad. Ponía de manifiesto la rapidez y el ritmo que deseaba darle a los segmentos hablados (apoyándose en su propia manera de hablar y gesticular) y resultó que de esta forma estaba creando un humor propio, más histérico e hipocondriaco de lo normal, pero efectivo. Volvió a darnos unas imágenes inolvidables, por ejemplo: el resumen de su relación con la protagonista , desternillante (sobre todo el momento de la manifestación) 
y el discurso que da como líder revolucionario es muy gracioso también. Poco a poco Allen se iba abriendo paso en el cine y al año siguiente realizaría Todo lo que siempre quiso saber sobre el sexo pero temía preguntar, 1972.
Este film estaba estructurado en base a una serie de scketches o historietas cortas y dividido en partes diferentes, donde se abordaban diversos asuntos sobre el sexo que en aquel momento resultaban tabú para la sociedad. Es un film crítico, pero dicha crítica se hacía a través de las situaciones ridículas que protagonizaban los personajes del film. No es la mejor comedia de los inicios de Allen, pero demostró una vez más que tenía algo de compromiso a la hora reflejar la sociedad (rasgo que evolucionaría con su obra) y que su humor era bastante personal. Además, rodó una un scketch para el recuerdo: aquel en el cual el personaje, que él mismo encarna, va vestido de espermatozoide y donde tiene lugar uno de los diálogos más divertidos e ingeniosos que se han podido hacer y ver.

En 1973 realizo El Dormilón, una genial parodia del futuro. Allen daba vida al personaje principal, que se veía trasladado al futuro mediante una máquina del tiempo e inmerso en una conspiración para derrocar al déspota gobierno que controla ese mundo futurista. El personaje, una vez más, dotado de todos los tics de Allen, pasaba toda clase de aventuras y situaciones cómicas, esta vez, junto a Diane Keaton

Es sorprendente observar que el director se lanzase, con tan pocos medios, a plasmar un hipotético futuro, pero lo cierto es que el resultado le quedó de maravilla para tratarse de una comedia. Y volvió a demostrar que con sus diálogos directos y ácidos, la crítica o reflejo paródico que hacía de la sociedad americana era de los mas efectiva. En este film trabaja el guión un poco más, con un desarrollo de la historia ordenado y creíble, no como en las anteriores donde el relato es resultado de una sucesión de secuencias cómicas que a veces tienen saltos en el tiempo o cambios de lugar un tanto bruscos.  
El Dormilón empezaba ya a demostrar una madurez del autor y confirmaba la personalidad tan peculiar que iba a tener el humor de Woody Allen. Después de este film realizó La última noche de Boris Grushenko, 1975, una de sus primeras comedias elojiada por la crítica. En ella superaba el reto asumido en su anterior peli y se atrevía a reflejar la época napoleónica en la Rusia de los zares. Era una comedia donde por fin el cineasta daba claras muestras de ser un guionista de los buenos. En el film, se ridiculiza a Napoleón, pero también en parte se presenta una visión bastante cómica de la literatura rusa, con algunas reflexiones ridículas sobre lo que vive el personaje.  El director demuestra, también, su interés por Europa, presente en su estilo y filmografía.


En 1977 llegó a las pantallas el film que lo lanzaría a la fama, le acreditaría como un director a tener en cuenta y demostraría que el enclenque y ridículo cómico neoyorquino tenia mucho talento: se trata de Annie Hall, película que lanzaría su carrera. A partir de aquí, realizará un film cada año durante más de 30 años. Esta segunda etapa la analizaré en el siguiente artículo sobre Woody Allen.

En resumen, que después de ver las pelis que conforman la primera etapa del cine de este director, yo me quedo con las que considero sus dos obras más inteligentes y simpáticas: Toma el dinero y corre, la cual puedo ver una y otra vez cada año sin cansarme y El Dormilón, que me hizo reír hasta llorar y me descubrió un encanto oculto en el cine de Allen, algo de lo que no le veía capaz. 
Os animo a conocer la filmografía de Woody Allen, empezando por estos films y así os daréis cuenta de cómo es el camino, cambiante y largo, que un director ha de recorrer a nivel creativo, porque, creedme, casi nada tiene que ver el cine de esta época con el que Woody Allen estrena hoy en día entre nosotros.

Un saludo.
Borolo.

2 comentarios:

  1. He de decir que de éstas no se elegir mi preferida, está entre Toma el dinero y corre y El dormilón pero no puedo evitar partirme de risa al recordar la escena de los espermatozoides en Todo lo que siempre quiso... -¡ pero que hago yo aquí! (jajajaja)
    Una muestra de que con ingenio y pocos medios se pueden hacer grandes películas, espero los artículos dl resto de filmografía de Woody Allen al que la gente ama u odia pero que a la mayoría no deja indiferente pero repasando su filmografía yo creo que hay cine para todos, el problema es que los prejuicios no hayan dejado a la gente que no disfruto de sus inicios ver la continuación de su carrera.

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  2. Hola Roberta!
    Si hay algo que a Woody Allen le sobra es ingenio, inteligencia y mordacidad, si a eso le sumas humor, acidez e ironía, tienes cine de Woody Allen; un tipo de cine que solo ha sabido hacer él y que nadie ha sido capaz de repetir. Le guste o no a mucha gente, es y siempre será un genio de la realización y del guión.
    Un saludo

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