Este verano se ha estrenado en los cines de todo el mundo, con un tremendo éxito, la última película de una de las sagas más largas de la historia del cine, y no es otra peli que Harry Potter y las Reliquias de la Muerte: Parte II. Este film pone el broche de oro, de una forma espectacular (mirar crítica), a una "octalogía" que ha visto crecer a los espectadores y a los mismos actores protagonistas, durante una década, y que, además, hemos visto como se hacía cada vez mayor, hasta conformar un total de ocho films.
Desde el principio, la saga del joven mago inglés dejó muy claro cuales eran las intenciones del producto que se iba ofrecer y a quién iba dirigido. Los diferentes directores que han pasado por semejante proyecto, que son muchos, le han dado a cada parte un cariz personal, pero nunca se ha abandonado la pretensión de contentar a los fans de la novela y de orientar la saga a los más pequeños (que son los que llenan las salas). A mi Harry Potter I me pilló un poco mayor, pero disfrute cuando la vi y descubrí un mundo nuevo que no se había plasmado casi nunca en el cine y que introducía un nuevo género: el de aventuras fantásticas "infantiadolescentes". Ésto no se puede negar, a partir de la primera peli de Harry Potter, salieron al mercado numerosos productos de aventuras plagados de magia y fantasía (incluídas novelas) y orientados a los jóvenes y niños. Es una de las mayores aportaciones de esta saga, pues supuso el descubrimiento de un género que antes no se había enfocado para todos los públicos y tampoco se había realizado a niveles de superproducción.
Fue en 2001, de la mano de Chris Columbus, cuando se estrenó Harry Potter y la Piedra Filosofal. El relato estaba basado en la novela creada por J.K. Rowling y era increíble lo bien adaptado a la pantalla que estaba. Se cuidaron muchos detalles y el resultado fue un increíble parecido con el mundo que se había plasmado en la obra escrita. Los actores escogidos para el film eran las elecciones perfectas, se adaptaban a las descripciones como si se hubiese escrito el libro pensando en cada uno de ellos, sobre todo en el trío protagonista. En la primera película de Harry Potter el entretenimiento estaba asegurado, la acción se desarrollaba sin pausas, entre la introducción de los personajes y la sucesión de las situaciones que viven no hay respiro y por ello la reacción de crítica y público fue muy positiva. Habían dado en el clavo y podían iniciar la creación de la saga. Sin embargo, la segunda parte, Harry Potter y la Cámara Secreta, resultó un poco más "flojucha" de lo que se esperaba. No solo por el argumento, sino por el estilo, muy parecido al del primer film. Eligieron mal los elementos que debían escoger de la novela (he de decir que la menos interesante para mi) y desarrollaron una trama muy aburrida que, eso sí, nos permitió conocer los entresijos de la escuela de Hogwarts mejor que en el anterior film.
Después de Harry Potter y la Camara Secreta, decidieron, acertadamente, encomendar la tercera parte a un nuevo realizador: Alfonso Cuarón. Este director mexicano iba a dejar su profunda huella y personalidad en Harry Potter y el prisionero de Azkaban, la primera parte de la saga de Potter que desarrollaba una trama dramática y que plasmaba un cine un poco más maduro y sentimental. Se demostraba así, que Harry Potter seguía en forma. Cuarón hizo la más entretenida y original peli del joven mago, tras lo cual abandonó la saga, era la hora de alguien nuevo. Otra de las novedades que introdujo El prisionero de Azkaban, fue la incorporación de Michael Gambon, dando vida a Albus Dumbledore en lugar del recientemente fallecido Richard Harris. Gambon daría vida al anciano profesor hasta el final de la saga.
Llegó Harry Potter y el Cáliz de Fuego, la cuarta parte y donde se produciría un gran cambio en la orientación de la saga. Las tres primeras partes contaban las aventuras infantiles de unos recién "llegados" magos a Hogwarts. Los protagonistas eran niños y como tal se les trataba en los films.
Sin embargo, los productores sabían que los actores no iban a ser siempre niños y que los personajes tenían que pasar por todas las etapas correspondientes a sus diferentes edades. La cuarta entrega supuso un paso a la madurez de Harry y sus amigos. La historia es un poco más oscura (hay una muerte importante), el destino de los "niños" empieza a ser incierto y han de tomar unas decisiones vitales para su supervivencia. Ni las imágenes ni los actores podían ya mostrar infantilismo. Por ello se le encargó el proyecto al curtido Mikel Newell, responsable de "Donnie Brasco" y "Cuatro Bodas y un Funeral", entre otras. Lo cierto es que el guión de la cuarta entrega se resentía en algunos momentos dramáticos, pero se compensaba con un nivel de efectos y aventuras que hasta el momento no se habían visto en la saga. Lo más destacable fue que ya se empezaba a mostrar la magia como arma de defensa y de ataque, incluso, mortal; es decir, algo más oscura que la que se enseñó en La piedra filosofal. Esta cuarta parte es tal vez la mas ágil y entretenida, sobre todo para los más pequeños que seguramente nunca olvidaran las diferentes pruebas.
Otro pequeño apunte que he de hacer sobre El cáliz de fuego es que a Daniel Radcliffe y sus amigos en la pantalla, se les empezaba a ver el plumero debido a los niveles que ofrecían de actuación. Unos niveles no bajos, sino bajísimos. Se les veía demasiado forzados en las interpretaciones (sobre todo a Radcliffe) y empezaban a dar la sensación de que su mérito había sido un éxito del casting y no era fruto de su talento. Desgraciadamente esto no mejoró en el resto de films y ha sido uno de los puntos más negativos de la saga.
Después de El cáliz de fuego llegaron las dos partes que dirigiría David Yates: La Órden del Fénix y El misterio del Príncipe, antes de encargarse del proyecto final. Con Yates se produjo un cambio palpable en el enfoque de las historias. Los dos films mencionados antes son tratados desde un punto de vista, me atrevería a decir, más que adolescente, adulto. El estilo de las imágenes, la forma de rodar y, sobre todo, la fotografía, daban a las películas una textura diferente, seria y dramática. Se podía oler el final de toda la historia o el destino dramático que iban a tomar las cosas. A esto contribuye también que empiezan a aparecer las primeras imágenes en la saga que reflejan algo de violencia, odio o maldad, ya que Lord Voldemort había regresado y empezaba a actuar. El mejor de estos dos films es La Órden del Fénix, aunque hay una enorme huella de Yates plasmada en El Misterio del Príncipe, tal vez su peli más personal en esta historia. Es el film más maduro de la saga y el más dramático, con un par de secuencias finales memorables; a destacar, la visita a la laguna que hacen Harry y Dumbledore.
Y ya llegamos al final de esta apasionante aventura, dividido en dos partes y ambas dirigidas por David Yates: Harry Potter y las Reliquias de la Muerte: Parte I y Parte II. No me voy a extender demasiado sobre estas dos últimas pelis porque son bastante recientes y no quiero desvelar mucho. Hay un problema que presentan y, es que, una no es sin la otra y viceversa. La primera parte resultaba un tanto aburrida. Yates intentaba profundizar en los sentimientos de los personajes y darnoslos a conocer antes de que se enfrentasen a su trágico destino. Con ello es cierto que los acercó más al público, pero se desconcentro de lo que siempre a sido la saga: un relato de aventuras; y el resultado fue un poco tedioso. Además, denotaba una estrategia comercial muy preparada y manipuladora ¿quién no iba a ver la segunda parte si en la primera no les pasaba nada a los personajes?. La segunda parte supuso un hito en las taquillas de todo el mundo, batiendo numerosos récords y llenando los bolsillos de todos los implicados, pero lo cierto es que tampoco es el film mas destacable de Harry Potter.
Y así acabó la saga del joven mago, que ha demostrado que si se está comprometido con contar una buena y original historia, el público responde siempre. No hacen falta muchos artificios, ni 3D, ni estupideces de este tipo. El buen resultado se obtiene como ha hecho Harry Potter, que en ningún momento ha optado por la vía fácil. No voy a decir que las películas sean obras maestras, pero no se puede criticar ninguna por no intentar hacer cine de la mejor manera posible. Es una de las sagas mejor realizadas de todos los tiempos, con sus más y sus menos, pero con muchas virtudes. Y lo más importante de todo es que ha mantenido siempre al espectador pendiente de la historia, sin cansarnos demasiado. Enhorabuena a todos los creadores de esta fantástica serie de films que espero se sigan disfrutando con el paso del tiempo y animo a todos los implicados en otras sagas (¡Narnia, ejem!) a seguir los pasos de éstos. Ah, y por favor, por el bien de todos, espero que no se haga una precuela; aunque me parece a mi que ya está circulando por ahí el proyecto.
Un saludo.
Borolo.
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