T.O.: Moneyball. 2011.Columbia Pictures. Director: Bennett Miller. Guión: Steven Zaillian, Aaron Sorkin, basado en el libro de Michael Lewis. Reparto: Billy Beane (Brad Pitt), Peter Brand (Jonah Hill), Art Howe (Philip Seymour Hoffman).
El ex- jugador Billy Beane es el mánager general del equipo de beisbol de Los Athletics de Oakland. Después de perder un importante partido en la temporada de 2001, Beane decide cambiar el modo de hacer las cosas a la hora de renovar su plantilla, fichando de una manera muy particular. Ésta idea se basa en las teorías de un jóven, experto en económicas, llamado Peter Brand,
que ha desarrollado una fórmula para fichar jugadores que harán que el equipo consiga los objetivos al final de la temporada. Beane se arriesgará con los nuevos métodos y se tendrá que enfrentar al mundo del beisbol. ¿Conseguirá sus objetivos o fracasará en el intento? Es algo que debeis averiguar vosotros viendo el film.
Uno de los lastres de Moneyball es su temática deportiva. Cuando nos sentamos a ver un film de estas características es fácil que perdamos el interés si no nos atrae en absoluto el juego que se explica o no se conoce lo suficiente como para comprender todo lo que se cuenta. Ésto es algo que le ocurre a la película de Bennett Miller, que fuera de Estados Unidos puede no ser comprendida en su totalidad. Sin embargo, este peso lo solucionan genialmente los dos guionistas desviando la atención del terreno de juego y centrándola en la vida y avatares de los dos personajes principales.
¿Quiere decir esto que la película es magnífica como se empeñan en señalar? Para nada, Moneyball tiene ciertas carencias que hacen de ella poco más que una película sobre un deporte y la superación que todo deporte conlleva. Pero sí es cierto que la buena labor del director y de los actores hacen que por momentos nos llegue a apasionar lo que está pasando en la pantalla. Sin embargo, las historias secundarias y los personajes se acaban diluyendo y son fagocitados por el relato centrado en el personaje de Brad Pitt. Un error que provoca que en numerosos momentos la cinta se resienta en ritmo e interés. Brad Pitt está sensacional, se hace con su personaje a la perfección, aplicando un muy pequeño cambio de registro y un comedido aporte de sus gestos habituales, pero vuelve a demostrar que es un actor que crece y crece. Los secundarios también están bien, pero no corren muy buena suerte en el relato, pues se les olvida tan pronto aparecen.
En fin, Moneyball no es para tanto. Es una película bien hecha, con una historia bastante interesante y un actor principal que sigue demostrando su valía; pero el film se resiente en demasiados momentos como para considerarla entre las mejores del año. (6´5/10)
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