La película nos cuenta cómo un chico de diez años, Álex, es corrompido por las imágenes de violencia, que ve en la televisión que sus padres le ponen en su cuarto. La imágenes provienen de telediarios, documentales, películas, etc. e incitan al pequeño a desear dedicarse al oficio de matar cuando sea mayor y no de ser soldado como pretende el título.
La película quiere ser una reflexión sobre un tema tan importante com es la influencia de la televisión en las mentes menos maduras. Pero lo que plantea no es lo suficientemente profundo o está minimamente profundizado como para poder considerarla como una propuesta totalmente válida. Y es que, la película se queda en lo más básico y nos propone unas situaciones del todo inverosímiles e imposibles. Para empezar, la culpa no es de la televisión sino de los padres de Álex, que no conocen a su hijo ni parecen querer conocerle lo más mínimo, hasta el punto que para reflejarte dicho alejamiento te sitúan a cada uno viviendo en una punta de la casa y en aislamiento total. Sólo se ven para cenar o por las mañanas al despertar. Han querido irse al extremo de las situaciones que generan este tipo de deformaciones en los niños y creo yo que la influencia de la violencia que se observa en la televisión por los niños se da en todos los casos, no en aquellas familias donde todo son auténticas apariencias y donde los miembros que la componen no saben ni lo que hacen (los niños en este caso parecen los padres).

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