Y, es que Batman aparece aquí como un auténtico fantasma que surge de la oscuridad, acechando a los malhechores entre los grandes contenedores y haciéndoles desparecer como un destello que viene de las sombras. Consigue así hacer que el lugar se convierta para los traficantes en una auténtica pesadilla surrealista, como aquél momento en que uno de ellos mira hacia arriba y ve lo que parece un enorme murciélago y se queda atónito como si hubiese viso una bestia o un monstruo. De esto es de lo que se alimenta Batman, del miedo que infunde en sus adversarios al ver la siniestra figura que le proporciona su disfraz y en esta escena queda aclarado. No va a tener piedad con ellos y , desde las sombras, irá a por ellos y los perseguirá hasta limpiar la ciudad.
Nolan realiza la secuencia de maravilla, con un ritmo y una tensión más propias del cine de terror. Hay que destacar, también, la sensacional banda sonora de Hans Zimmer y James Newton Howard.
Para mí, el momentazo de la escena es cuando Falcone dice "¿Qué demonios eres?" desde dentro del coche y una mano rompe la ventanilla, le agarra, le saca afuera y le dice "Soy Batman". Así culmina una fantástica escena donde se presenta al héroe de una manera inolvidable.
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