Entramos en el siglo XXI del cine de espionaje de la mano del inquieto director Tony Scott, con un film sobre el juego del espionaje y sus dobles caras: Spy Game. Tom Bishop (Brad Pitt), agente de la CIA, lleva a cabo una operación por su cuenta, en una cárcel de China. Allí será descubierto, detenido y condenado a muerte por espionaje. Su responsable en la CIA y el encargado de su entrenamiento fue Nathan Muir (Robert Redford) que esta a punto de jubilarse. Para llevar la situación, de la forma que los mandamases quieren, utilizan a Muir para buscar un resquicio en la vida de Bishop para poder acusarle de desertor y dejarle en manos del gobierno chino. A partir de entonces, Muir iniciará una carrera contrarreloj para salvar a su antiguo agente, sin que sus superiores se enteren y se lo impidan.
Tony Scott es un director que da una de cal y otra de arena. No es que sea un gran director, pero a veces se reponsabiliza de films bastante interesantes, como "Marea Roja" o éste que nos acupa; y otras veces hace auténticos bodrios, como "El último Boy Scout" o "Imparable". Pero cuando consigue hacerse con un guón interesante lo usa con criterio para contarnos, con su peculiar estilo visual, una historia atractiva. Siempre hace films de, podríamos decir, "acción pura"; y, es que, su estilo es demasiado frenético como para narrar dramas. Se trata más de un trabajo de montaje, como en tráilers o anuncios, que de filmación o cámara. A Spy Game esta forma de contar los hechos le viene de miedo y de hecho se ha usado en multitud de películas de acción posteriormente por su efectividad. Los planos de los satélites, las imágenes pausadas como fotografías, etc. crean una especie de sensación de frenesí en la vida de los espías que va muy bien con elrelato.
El guión es interesante. Nos cuenta, a base de numerosos flash-backs, la relación de "profesor" y "alumno" en un entorno corrupto y lleno de intereses políticos y económicos, que uno de ellos es incapaz de asimilar. Se trata de una relación profesional que acaba convirtiéndose en algo personal y da lugar a una amistad casi, podríamos decir, familiar (como demuestra el momento en que Bishop le entrega un regalo a su jefe). Las ideas que se manejan por detrás son un poco confusas. Por un lado se critica al gobierno y los poderes corruptos, pero por otro se trata a los espías, verdaderos artífices de que este sistema sea posible y funcione, como héroes que luchan por unas ideas y que tienen una cierta moral. Éste es el punto flojo de la historia. En el inicio del film parece que vamos a acudir a un relato sobre el trabajo frío y deshumanizado de los espías, pero luego empiezan a mostrarse facetas de los implicados algo manipuladoras en favor de E.E.U.U. y de la CIA. Por otro lado, la historia de amor entre Bishop y su "gancho" no es que sobre, porque canaliza el resto del film, pero está llevada con desprecio.
Nos muestran una serie de escenas sueltas y rápidas en que se nos quiere mostrar un dramatismo que no se consigue reflejar para nada. Por lo que al final el espectador no se siene atraído por la pareja del joven agente y ésta acaba siendo una pieza más del guión para meter una historia humanizadora del personaje.
En cuanto a los actores, el que se lleva el gato al agua es Robert Redford dando vida a un agente de la antigua escuela. Y aquí entran en juego otros elementos fuera de la historia que hacen que la relación entre Redford y Pitt acabe siendo lo más interesante de la peli.
Ésto es, el primero ecarna a la vieja escuela, no sólo de la CIA, sino de Hollywood, y Pitt es la juventud del cine, la nueva esperanza de la industria y uno de los actores con más proyección. Este duelo actoral es interesante y la pareja que forman ambos está genial en todo el film, de hecho, las escenas de los encuentros entre Muir y Bishop, son de lo mejorcito de Spy Game.
Éste no es un gran film para el cine, tal vez, pero para el cine de espionaje si que se trata de una propuesta interesante y, sobre todo, muy entretenida. Muestra la entrada de éste género en el nuevo siglo, repleto de tecnologías, de nerviosismo y de agentes de campo preparados para la más pura acción. La vieja escuela queda atrás y da el relevo a los nuevos agentes, mucho más impulsivos. Poco a poco el género va dejando atrás el fantasma de la Guerra Fría y va encontrando otros enemigos, como el islam o Asia. En fin, recomiendo el visionado de Spy Game, que estoy seguro de que os va a gustar y entretener.
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