jueves, 4 de agosto de 2011

Pequeñas mentiras sin importancia

T.O.: Les petits mouchoirs. 2011.Les Productions Trésor. Director: Guillaume Canet. Guión: Guillaume Canet. Reparto: Max Cantara (François Cluzet), Marie (Marion Cotillard), Vincent (Benoît Magimel), Eric (Gilles Lellouche), Antoine (Laurent Laffite), Jean-Louis (Joel Dupuch), Ludo (Jean Dujardin).

La película nos cuenta la historia de un grupo de amigos, entre los 30 y los 50, que pasan las vacaciones en casa de uno de ellos (como cada año), después de que Ludo, un amigo, sufra un grave accidente. La situación de Ludo y las pequeñas cosas que no se han atrevido a contarse unos a otros harán que la situación en la casa se vaya tensando y de lugar a situaciones reveladoras de las pequeñas verdades de cada uno.
El film esta construido en torno a las personalidades de cada uno de los protagonistas, integrantes de un grupo de amigos que siempre han eludido confiar en los demás y que no son capaces de ser sinceros con los demás y mucho menos con ellos mismos. El detonante de toda la tensión durante las vacaciones es el accidente de Ludo (uno de los mas impactantes que se hayan filmado), pero a ello colabora la enfermiza forma de ser de Max, propietario de la casa donde siempre pasan las vacaciones y que se encuentra en un nivel económico superior al de los demás. François Cluzet, en el papel de Max, es el mas destacable del reparto; pero, salvo Cotillard, todos están bastante bien.
Respecto a las imágenes, van casi siempre acompañadas de temas y melodías muy conocidas como ya viene pasando en muchas comedias francesas desde hace unos años (como ejemplos las destacables L.O.L. y El primer día del resto de mi vida); una forma de dar mayor dramatismo a las preciosas escenas del film. Y digo preciosas, porque el trabajo de fotografía es muy bueno.

Muchos han dicho que es una de las mejores películas del año. No es así, pero sí es una de las mejores comedias francesas de los últimos años. La duración hace un poco de daño al resultado final, por ser excesiva. Pero el trabajo de los actores, el buen saber hacer de Canet como director, con ayuda de una enorme fotografía, hacen que sea una peli muy recomendable. Yo me quedo con el final, enormemente bonito por, precisamente, lo que no se dice (aunque para los que me conocen sabrán muy bien porque a mi me hizo llorar como a un niño). (6'75/10)

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