lunes, 22 de agosto de 2011

Julia Roberts ganó el Óscar por Erin Brockovich (Steven Soderbergh, 2000). En la ceremonia de entrega correspondiente a la edición de ese año, la actriz subió al escenario desafiante. En primer lugar hizo una mención al director de la ceremonia, quien había prometido un televisor último modelo al ganador que hiciese el discurso de agradecimiento más corto, diciéndole que ella ya tenía un televisor de ese mismo modelo. A continuación, sobrepasó el tiempo límite asignado empezando así: "¡Qué demonios!... Como no sé si voy a volver a estar aquí arriba en toda mi vida, me voy a tomar el tiempo que necesite para agradecer el premio a quien quiera". Lo cierto es que el director de la ceremonia no se atrevió a interrumpirla apagando los focos y desconectando el micro, como le hizo a otros ganadores.

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