Charlton Heston recordaba cuánto se emocionó en el último día de rodaje de Ben-Hur (William Wyler, 1959): "Lo último que rodamos fue un primer plano en el que aparezco mirando a Cristo cruzificado. Al preparar el plano con Willy (Wyler), yo había insistido en que debía interpretarlo sin ninguna emoción visible. Judá había visto morir a muchos hombres en las galeras y en el circo. Cristo era sólo un delincuente condenado a morir en la cruz, lo cual era un castigo frecuente, aunque solía reservarse para los esclavos. Sin embargo, cuando la cámara empezó a rodar, fuí incapaz de dominarme y lloré. Esto puede suceder más a menudo en las películas que en el teatro. El decorado que rodea un lugar como el Gólgota, el peso cultural de un acontecimiento como la crucifixión, puede conmover al actor y empujarle más allá de su control creativo.
Empiezo a hablar de forma pretenciosa ¿no? Los actores hablan así. La gente nos dice a cada momento: ¡Anda ya!¡Pero si no es más que una película!. Supongo que lo que trato de decir es que la escena salió bien y pienso que más o menos se interpretó ella sola". Acabada la filmación, finalizado el rodaje, Wyler se acercó a Heston, le estrechó la mano y le dijo: "Gracias Chuck. La próxima vez procuraré darte un papel mejor". Charlton Heston ganó el Óscar al Mejor Actor por su labor en este famoso film.
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