Jacques Rivette hace un cine muy duro de ver, en cuanto a lo denso que es, y difícil de entender. Pues bien, en su última película sorprende a todos por haber decidido establecer su metraje en apenas una hora y veinte minutos. Es de agradecer. Su cine es bueno y las historias siempre son bastante inteligentes; pero algunas de sus películas son excesivamente largas. Lo que no cambia es su tono reflexivo, su manera de contar las historias, con una mezcla de misterio y filosofía.
En éste film se cuenta el regreso de una mujer, Kate (Jane Birkin), al circo que pertenecía a su padre; después de haberlo abandonado durante mucho tiempo debido a un misterioso accidente ocasionado durante uno de los espectáculos. En su regreso, y para ayudarla a superar dicho trauma, aparecerá un más que misterioso y observador “viajante”, Vittorio (Sergio Castellitto).
El monte al que hace referencia el título de la película tiene una leyenda propia que cuenta que tres caballeros (Loup, Clair y Vidal) se disputaban el amor de una dama atormentada. Los tres tuvieron que partir a las cruzadas y al regresar se encontraron con que la dama había muerto. Los caballeros, ante la pena tan profunda que sentían, se convirtieron en ermitaños de este monte. Encendieron tres hogueras que brillaron durante años, pero poco a poco se fueron apagando. La última en apagarse fue la de Loup. Y de aquí surgió el nombre de la zona (esta leyenda la extraigo del numero 43 de la revista “Cahiers du Cinema”). Cuento esto porque el tema que trata el film de Rivette es muy parecido, por eso podría pensarse que el emplazamiento no ha sido para nada casual. Una chica atormentada por su pasado que decide, como “duelo”, no volver a participar en el espectáculo de su padre. El recuerdo de un amante, que murió durante una representación, le persigue continuamente y no le deja ser feliz. Nadie sabe por qué ha regresado. El caso es, que por el camino se encuentra con un intrigante y observador viajero, Vittorio (en ruta de Milán a Barcelona), y que sentirá verdadera admiración por Kate; interesándose por el misterio del accidente y por hacer todo lo posible para que ella supere el dolor. Éste, podría decirse, que se trata del caballero que viene en rescate de la “dama” Kate.
Hay una escena, con la que se abre la película, que resume todo lo que acontece en ella. Kate está parada a un lado de la carretera, con el capó del coche levantado e intentando arreglar la avería. No puede avanzar pues el coche está estropeado. Entonces pasa Vittorio en un coche lujoso y no se para a prestar ayuda. Al cabo de unos segundos, vuelve a aparecer el coche de Vittorio, yendo marcha atrás. Se para, se baja del coche. Se mete entre las tripas del vehículo, lo arregla y se va. Ya le ha solucionado el problema a Kate. Todo esto transcurre sin una sola palabra de los personajes, algo que recuerda mucho al cine mudo. La escena es una auténtica metáfora o adelanto de lo que vamos a ver a continuación.
Con unos planos largos y sostenidos (recurso que se usa prácticamente en toda la película), llenos de color, los personajes van entrando en escena y en el relato de un modo muy teatral (circense tal vez). Vittorio va aclarando el misterio que persigue a Kate, hablando con los miembros de la troupe; entre los que se encuentra el payaso Alexandre, con el que mantendrá los diálogos más “filosóficos” de la película. Vittorio irá haciéndose con la atención de Kate con ayuda de los integrantes del circo, que le irán dando información sobre los secretos de la mujer. Como bien se define él, es un hombre en constante movimiento y una vez que logra saberlo todo sobre un lugar (en éste caso puede ser Kate), lo abandona y continúa moviéndose.
No puedo extenderme más sobre la película, aunque ésta daría para un artículo completo. Solamente deciros que es muy buen cine francés, de esos films que homenajean y “le dan al coco” sobre ciertas cosas de la vida (la escena en la que Kate le habla a la tumba de su amante para intentar liberarse es, sencillamente, maravillosa). Todo ello filmado mediante un trabajo bonito y bien hecho. La recomiendo fervientemente. (7/10)
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