viernes, 27 de julio de 2012

El enigma del cuervo

T.O.: The Raven. Intrepid Pictures. Director: James McTeigue. Guión: Ben Livingston y Hannah Shakespeare. Reparto: Edgar Allan Poe (John Cusack), Detective Fields (Luke Evans), Emily Hamilton (Alice Eve), capitán Hamilton (Brendan Gleeson).
La película nos sitúa en el Baltimore del siglo XIX. Una serie de violentos asesinatos se están cometiendo siguiendo las pautas de los relatos escritos por el famoso Edgar Allan Poe. El detective a cargo de la investigación pedirá ayuda al escritor, ya que piensa que el asesino se guía por las macabras pautas reflejadas en las historietas de Poe. Todo ello conllevará poner en riesgo su vida y la de sus seres queridos.

La película tiene o tenía unas intenciones muy buenas. Todos estábamos pendientes de este fantasioso acercamiento al mundo de Allan Poe, pero el resultado defrauda profundamente. La historia transcurre de manera más o menos lógica e incluso hay momentos de intriga y entretenimiento. Sin embargo, son los actores y el director los que se encargan de echar por tierra todo el argumento. Y, es que James McTeigue no ha sabido estilizar la época que corresponde al relato ni ha conseguido una realización lo suficientemente lúcida para atrapar al espectador en lo que se supone que es una historia de misterio. Por otra parte, John Cusack demuestra una vez más su ineptitud y su falta de escrúpulos a la hora de hacerse con personajes e "implantarles" su propia personalidad, porque éste debe ser el vigésimo papel en el que hace de sí mismo, de hecho yo creo que lleva haciendo eso desde que se dió a conocer. En pocas palabras: su personificación de Edgar Allan Poe es, por ser generoso, desafortunada en cada una de las facetas.

El enigma del cuervo es un film entretenido y con un fondo interesante, pero que se ha quedado en eso... en un guión que podría haber sido algo más. Esperemos que alguién se encargue de una vez por todas de hacer honor al gran Poe en el cine. (3/10)

1 comentario:

  1. Hace poco vi Brave. Sólo he de decir una cosa.
    Ni se os ocurra ir a verla al cine. Jamas de los jamases. Y verla en casa... casi que tampoco, ni siquiera el típico día tonto que no hay nada que ver. Bueno, ese día sí. Pero sólo ese.

    Fuera de bromas (aunque no lo sean tanto), me niego a pensar que eso es una película de Pixar. Pero lo es. Así que los maestros y artesanos del largometraje de animación, como en su día y de forma acertada los llamó Borolo, han firmado su peor película con diferencia. A una distancia sideral. Tanto como para estar los 93 minutos que dura preguntándose: ¿y yo qué hago aquí viéndola? Pero no quiero inducir a error; no es que sea mediocre para Pixar, lo cual dado el formidable nivel de sus películas es relativamente fácil, sino que lo es en términos absolutos.

    No digo nada más. Consigue arrancar alguna risa y poco más se puede decir en su favor. Bueno sí, una única virtud de la película; la animación está muy bien. Pero el resto, guión, música, personajes, historia en general... terrible.

    Supongo que Pixar ya no es un valor totalmente seguro a la hora de ir al cine. Quedamos a la espera de nuevas películas para juzgar si ha sido sólo un desliz o marca una tónica.

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