La historia está basada en una novela del escritor canadiense, Mordecai Richler. Cuenta la accidentada existencia de un productor televisivo, Barney Panofsky. A través de efectivos flashbacks, se nos muestran las diferentes etapas en la vida de éste, centrándose, sobre todo, en sus tres matrimonios. La historia es simple, pero la forma como esta hecha la película es bastante sólida. El director, Richard J. Lewis, sabe muy bien que es lo que hacer con cada plano, y el ritmo que ha de darle al relato, y todo ello lo hace de una manera muy clásica. Se trata de un film que navega entre las aguas del drama y de la comedia más ácida, sin, por ello, estropear el resultado final,que es bastante aceptable. A todo esto contribuye, en gran medida, la actuación de Paul Giamatti, que se mueve de maravilla llevando a su personaje de situaciones muy dramáticas a otras mas risibles, sin problema y con autenticidad. También destaca la relación que Barney tiene con su padre (Dustin Hoffman), un ex-policía; una relación padre/hijo de los más peculiar y que da lugar a las situaciones y frases mas divertidas del film. La película es un producto que deja buen sabor de boca, a veces cae en el melodrama facilón, pero las

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