T.O.: En duva satt på en gren och funderade på tillvaron. 2014. Nordisk Film & TV Fond. Director: Roy Andersson. Guión: Roy Andersson. Reparto: Jonathan (Holger Andersson), Sam (Nils Westblom).
La película no sigue una historia conectada entre sí, ni se trata de una narración lineal; pero si tiene dos personajes centrales sobre los que se estructura el resto del film, mediante diferentes fragmentos sueltos. Estos dos personajes son los peculiares vendedores de artículos de "fiesta" Jonathan y Sam. Ambos se dedican a ir vendiendo artículos de broma desfasados y lo hacen con una falta de alegría poco efectiva para vender estos objetos. Son dos pobres y patéticos seres que recorren las frías calles de Gotemburgo.
Una paloma... es un film surrealista, pero maravilloso. A través de una sucesión de planos de una belleza quirúrgica, Andersson nos permite observar "momentos" de una serie de personajes que representan una lúcida y mordaz crítica de la sociedad, no sólo de la presente, sino también de la pasada. El adjetivo: hipnótica, sirve a la perfección para describir Una paloma..., pues con cada escena que se nos plantea somos incapaces de apartar la mirada, quedándonos absortos en ese fantástico encuadre en el que suceden situaciones de lo más absurdas pero reales como la vida misma.
Y es que esa absurdez no se encuentra en lo que ocurre en la pantalla, sino en las personas que lo protagonizan. Porque en ocasiones las personas abordan los problemas de manera ilógica y se comportan como auténticos zombies, dando lugar a un patetismo humano muy reconocible. En Una paloma... los personajes son muertos andantes, vacíos de cualquier expresión y fríos como el clima nórdico (no es gratuita la blancura de todos los rostros); personas que han perdido la inocencia y las ganas de vivir. Son maravillosas las secuencias en las que todo se llena de algo de color para reflejar aquellas personas que mantienen su alegría e ilusiones: la pareja de la playa, las niñas con las pompas de jabón o la madre con su bebé en el carrito. Andersson, diferencia así, a la gente arrastrada por un frío impulso de seguir las normas de la sociedad de aquellas personas que pueden romper con ellas, pues aún creen en algo bueno.
Una paloma... es un film no apto para todos los paladares (lo advierto de antemano); pero una vez que te ves inmerso en esta fábula absurda se disfruta cada uno de sus planos. Hay escenas realmente divertidas, como la aparición de Carlos XII en un bar en mitad de la nada con todo un ejército camino de la guerra; la muerte del pasajero del ferry o ese plano final sensacional.
La película de Roy Andersson es cine que hace avanzar al cine. Este tipo de films son los que innovan, los que investigan las formas narrativas y estudian las diferentes posibilidades que tiene un sólo plano para contar toda una historia; es un cine incómodo de ver porque la educación cinematográfica no es la que debiera. Es difícil ver y apreciar la totalidad de un Picasso o un Pollock, pero al mirarlo nos damos cuenta de que se trata de obras que cambiaron el panorama del arte. Una paloma... no es la obra cumbre de nuestros tiempos, pero es una pequeña, curiosa y absurda joya del cine. (8,5/10)
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