El film comienza con la grabación y escucha de una cinta que le es entregada a Wilson en su apartamento posteriormente a una importante operación que no sale bien. Así empieza el análisis de su contenido para descifrar lo que se dice y descubrir a un topo de la organización que ha provocado el fracaso de la operación de Bahía de Cochinos.
Durante el análisis de la cinta, a modo de flashback, Wilson empieza a recordar su vida y cómo llegó a donde está. Este recurso, que hace que la película vaya hacia adelante y hacia atrás en diferentes ocasiones le da cierto ritmillo a la película, de manera que ningún fragmento se nos hace excesivamente largo y el estudio de la cinta nos mantiene en vilo hasta el final. De Niro consigue hacer una película enorme que nos cuenta la historia de la CIA, y de los E.E.U.U. durante 50 años. Es un film con unos contenidos muy densos y dimensiones colosales pero ha sabido controlar y manejar el proyecto de manera que se mantiene como un relato sencillo y muy serio sobre una parte de la historia del país y, sobre todo, de unos hombres que obtuvieron todo el poder después de la II Guerra Mundial.
El film es, podríamos decir, una especie de El Padrino del género de los espías. Es muy completo en cuanto a que asistimos al desarrollo de un personaje, su personalidad y la gente que le rodea durante cincuenta años. La calidad de la película es inmejorable, está muy cuidada; toda la producción y ambientación logran trasladarnos a los años en que se desarrolla cada acción, pero sin grandes efectos especiales, simplemente contando una buena historia y haciendo buen cine.
Matt Damon ofrece una interpretación bestial de un hombre frío, inteligente, calculador, manipulador y marcado por un acontecimiento de su infancia que no consigue entender (por un motivo que no voy a desvelar aquí). Wilson no duda en hacer todo lo posible para proteger a su país y desenmascarar y eliminar a los enemigos que intentan destruirlo.
Siguiendo el trabajo de este personaje asistimos a escenas sensacionales, como el interrogatorio del desertor ruso que dice que es un espía que ya ha sido capturado por ellos, con lo que tiene que averiguar quién de los dos rusos le está mintiendo. O el momento de la operación de Bahía de Cochinos, muy bien montado y que en un par de segundos nos muestra lo que se "cocía" en ese momento y la importancia que tuvo. Hacía el final de la historia nos vamos dando cuenta de la total frialdad con la que Wilson actúa en su vida cuando en uno de los momentos más impresionantes y memorables del film tiene que elegir entre su familia o Estados Unidos. En estas secuencias del final asistimos a un duelo de personalidades entre Matt Damon y el espía ruso Ulises, unos cara a cara que son de lo mejorcito de la película y en los que observamos el único contacto humano rel que mantiene el protagonista a lo largo de la historia.
Respecto al resto del reparto, están todos excepcionales. Sobre todo William Hurt, dando vida al muy americano/conservador, pero corrupto, jefe de Wilson; Billy Cudrup, que interpreta a un colega inglés que hace el mismo juego doble que Wilson y que mantendrá cierta amistad con éste por ser muy parecidos en personalidad; el compañero inseparable de Wilson y el personaje más amable, pero duro, del film, al que da vida un excelente John Turturo y, por supuesto, Oleg Shtefanko, el antagonista de Wilson al otro lado del Telón y con el que mantiene una relación especial de competencia directa, pero que se entienden a las mil maravillas. Éstos son los que más destacan, pero a lo largo del film aparecen una serie de secundarios de lujo, como el mismo Robert De Niro, que están igual de sensacionales.
Con El Buen Pastor termino el ciclo de espionaje de La Bobina. Es una película que se puede considerar el origen de todas las demás ya que nos cuenta la etapa histórica que provocó el surgimiento de toda esta actividad conspirativa y que dió lugar a la creación de los personajes más oscuros que ha tenido el cine: los espías. El Buen Pastor desmitifica del todo el género de espionaje, incluso el de los inicios, y nos da un golpe de realismo brutal que nos deja un sabor de boca amargo al saber que el poder del mundo está en manos de unos pocos que tienen acceso a demasiadas cosas. Ésta es una gran película, y no sólo del género. Desde luego, para mí, es una obra maestra del cine de espionaje y una de las mejores películas (subestimadas) de los últimos años. Hay una frase que define la película y algo más; ésto es, cuando Wilson mantiene una conversación con un mafioso italiano (Joe Pesci) y éste le pregunta qué tienen ellos: "...los italianos tenemos la familia y la iglesia, los irlandeses su patria, los judíos su tradición. Y ustedes ¿qué tienen?" a lo que responde Wilson, sin aspavientos, "A los Estados Unidos de América. El resto sólo estáis de paso".
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